Bitcoin es la primera moneda democrática, un algoritmo que crea códigos, algunos de los cuales son aprobados por sus usuarios como monedas que pueden cambiarse por dinero real.
El Bitcoin no tiene un organismo regulador. Nadie lo controla. Se crea un nuevo Bitcoin cada 10 minutos que se queda la gente que aporta capacidad de proceso a la red Bitcoin, y su valor depende de la actividad de la red. Como más usuarios compren y vendan con Bitcoins, más valor adquiere la moneda.
Desde su creación en 2009, el Bitcoin ha ido ganando valor, con altibajos, pero de forma más o menos constante. Sin embargo, en noviembre de 2013 ocurrió algo extraño. En sólo un mes, su valor subió de los 200 a los 1.132 dólares. Dos meses después, una de las principales entidades de cambio de Bitcoin, Mt Gox (cambian Bitcoins por moneda real, y viceversa), anunció que estaba en quiebra, y que habían desaparecido 650.000 bitcoins. Teniendo en cuenta que por aquel entonces el precio del Bitcoin rondaba los 500 dólares, hablamos de un robo de 325 millones de dólar
Imagina que se descubre que el presidente del BBVA, del Banco de Santander, o del Banco de España, han estado conspirando y hackeando las cuentas del banco para robar cientos de millones de euros.
Este es el escenario al que se enfrenta el Bitcoin, la moneda virtual que está revolucionando la economía, con consecuencias imprevisibles.
